10 características para conocer mejor los Vinos de Altura del norte argentino

10 características para conocer mejor los Vinos de Altura del norte argentino

Todo vino tiene una silueta, una personalidad y estilo propio marcado por los parámetros que le impone cada región productora, tales como el clima, suelo, variedad y, por supuesto, la mano del hombre. A éstos, algunos vinos incorporan un nuevo parámetro como principal característica: la altura, base de la estructura y calidad de los vinos del noroeste de la Argentina.

1. Amplitud térmica: la altura proporciona una gran amplitud térmica en esta región,
alcanzando una diferencia que supera los 21° C entre la temperatura del día y la noche, lo
que redunda en una buena conservación del color, los aromas y los ácidos de las uvas y un
buen nivel de azúcar.

2. En los viñedos de altura, las vides reciben una mayor insolación, logrando que se optimice
la capacidad de fotosíntesis y llegando así a una maduración óptima de las uvas, con una
mayor intensidad y tipicidad de aromas varietales como las especies, los frutos rojos y
aromas florales. Con el envejecimiento aparecen aromas de cuero, tabaco y, si estos vinos
reciben crianza en madera, aparecen también aromas de miel, chocolate, vainilla y
tostado, volviéndose así muy complejos e interesantes.

3. En el norte argentino, las regiones más destacadas por el cultivo de viñedos en la altura
incluyen el Valle Calchaquí, que recorre las provincias de Salta y Tucumán, Tinogasta,
Fiambalá y Santa María en la provincia de Catamarca, y las zonas más incipientes de la
Quebrada de Humahuaca, en Jujuy.

4. Los vinos tintos de altura en general tienen mucho color, son bien estructurados, con
tendencia al rojo violáceo y al rubí, ricos en taninos dulces, de muy buen cuerpo y acidez
equilibrada, característica que le otorga plenitud en boca, persistencia en el paladar y una
sensación final muy agradable.

5. En el caso de los vinos blancos, especialmente el torrontés, suele ser de buena
aromaticidad: muestra aromas a uva moscatel, a flores y a cítricos, es fresco y frutado,
con acidez equilibrada y cuerpo envolvente.

6. En las regiones de altura se cultivan diversas variedades, destacándose entre las blancas
la Torrontés como la más antigua y representativa de la zona. También se cultivan
Chardonnay, Sauvignon Blanc y Viognier. Sin embargo,
7. La uva Torrontés se ha convertido, por su tipicidad y carácter, en el emblema de los vinos
blancos argentinos, siendo nuestro país su más destacado productor. De origen incierto,
se cree que esta variedad es una cruza entre la Moscatel de Alejandría y la Criolla Chica. Su
aroma se caracteriza por su intenso perfume a uva además de notas florales muy
distintivas. En la boca despliega su gran aromaticidad y perfecta acidez, con un toque
levemente amargo. Es sin dudas la cepa blanca más plantada en la región. Con su gruesa
piel y conducida en parrales, necesita permanecer más tiempo en la planta para lograr la
madurez ideal.

8. Entre las cepas tintas, se distingue principalmente la Malbec, cepaje de origen francés
que logra su mejor expresión en territorio argentino, y es la variedad insignia de nuestros vinos tintos.
Por su parte el Cabernet Sauvignon ha alcanzado en la altura una
gran tipicidad varietal gracias a una destacada nota a pimiento verde. Asimismo se
elaboran en la actualidad muy buenos exponentes de Tannat, Syrah, Tempranillo y
Bonarda. Los tintos que allí se producen poseen gran estructura y color, además de una
destacable concentración de aromas y excelente potencial de guarda.

9. Las condiciones descriptas hacen que los vinos de esta región sean muy expresivos. Es
preciso un cuidadoso trabajo en el viñedo y en la bodega para lograr vinos con fuerte
carácter pero elegantes, finos y complejos a la vez.

10. Trabajar correctamente la viña, con producciones moderadas, así como cosechar la uva
madura, haciendo una selección y verificación cuidadosa permite obtener vinos de
excelente color, frutados, con marcada expresión varietal y taninos maduros.